Josué en la mina

Josué vivía en una granja con su familia, que era muy pobre, pues vivían en una época de sequía.

Tenían un rancho de bueyes y dos yeguas, las cuales no podían alimentar por falta de dinero.

Lo poco que ganaba, su yerno se lo robaba para poder comprar alcohol, y su suegra era una mala pécora, pues los bueyes huían de ella cada vez que se acercaba a ellos, ya que aprovechaba cualquier momento para maltratarlos.

Josué tenía un extenso lenguaje y era bilingüe. Hablaba dos idiomas, el inglés y el alemán, su lengua natal.

Un día, al ver a los animales en aquel hangar tan viejo y oxidado, Josué decidió explorar una mina que se encontraba cerca de la granja. Era una mina muy antigua y se encontraba cerrada porque se ocasionaron en ella varios accidentes mortales. En la noche, Josué se preparó para salir, con pocas provisiones, pues no pensaba quedarse allí mucho.

Unos momentos después, Josué se encontraba frente a la entrada de la mina observando las tablas podridas que le impedían entrar. Sacó la palanca que había traído consigo. Sacó las tablas una a una. Cuando quitó todas y dio el primer paso hacia la mina, encendió la linterna con la esperanza de encontrar algo de valor que les sacase de esa situación de pobreza.

Josué llevaba aproximadamente dos horas adentrándose en esa mina con pasillos largos y laberínticos. En un momento dado, escuchó un fuerte ruido. Siguió el ruido y observó un rastro de sangre. Asustado, Josué apuntó con su linterna a la criatura herida. Sacó unas vendas para curarla, pues se percató de que todavía seguía viva.

Al curar a la criatura, observó que era un animal que nunca había visto. Era un animal aterciopelado, con unas orejas puntiagudas, unos ojos grandes y una verruga. El animal se escabulló por las rocas que anteriormente se le habían caído encima.

Josué, para despejar el camino, cogió la palanca y empezó a forcejear con las rocas. Cuando extrajo las pesadas piedras, dejó al descubierto una gran cueva llena de naturaleza y criaturas jamás vistas. Josué estaba impresionado, pues no sabía que aquel lugar pudiese existir.

A lo lejos vio una especie de mecanismo extraño, así que se adentró en ese bosque subterráneo. Cuando llegó a la gran máquina de aquel lugar, llegó a la conclusión de que ese mecanismo era igual a los aljibes que construían los árabes para almacenar y transportar el agua. Así es como a Josué se le ocurrió copiar la idea y hacer unos planos iguales a ese aljibe que encontró.

En su camino de regreso, tuvo que pasar otra vez aquellas minas de olor hediondo.

Cuando Josué llegó a la granja, invirtió todo su tiempo en construir de la misma manera aquel aljibe. Cuando Josué lo construyó, empezó a brotar agua y acabó la temporada de sequía. Así fue como Josué salvó la granja.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *